Los Food trucks en Erredé

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Como diría un pana que tengo en Facebook: “En erredé todo es un force” y esto fue lo primero que pensé al ver la proliferación de los ahora denominados “Food truck” (antes nombrados carritos de chimi, según yo y el común de mis círculos).Estaban en todas partes y con, según yo, ofertas re-brandeadas de comida: mini-hamburguesas, tacos “de calle” e incluso opciones de sushi “artesanal”.¡Quién lo diría! Algún genio del mercadeo decidió que ya estaba bueno de restaurantes y que el pueblo merecía variedad, si es que se le puede llamar pueblo sin que se ofenda a la burbuja que llamamos clase media-alta de Santo Domingo.Traté de no llenarme de odio, decidí que no debía emitir un juicio basado en posibles percepciones alteradas por mi eterno mantra de “Santo Domingo me hiede a aspiracionismo” (creo que me inventé esa palabra) y una noche de sábado decidí crear mi propia opinión.Mi noche inició en un food truck de comida mexicana (tacos, burritos y nachos puntualmente) ubicado junto a TacoBell de la Churchill e inmediatamente me di cuenta, sin si acaso ordenar, los tres principales elementos que alejaban el foodtruck del “carrito de Chimi”:

  1. La presencia de diseño y manejo de imagen en sus menús y vehículo: no más burritos y hamburguesas bajadas de Google y maltratadas en Photoshop. Es evidente la inversión en tratar de diferenciarse de otros carros, expandir la marca y que sea reconocida o mantener a margen la posible aparición de competencia.
  2. Espacio de consumo: mesas y sillas, vasos con servilletas y salsas en cada mesa. No más “Toño, pásame el cachú”, no más dudas sobre la  cuestionable procedencia de la salsa especial del “chef”.
  3. La presencia de meseros: desde que llegué, un mesero debidamente uniformado me entregó un menú, tomó mi orden y la trajo a mi mesa. Ordené la cuenta al terminar, como en cualquier restaurante, y hasta dejé propina. Fue confuso por un momento pues cuando volví a la realidad seguía en medio de un parqueo en la Churchill al lado de un taco bell.

¿Que quedó claro en mi opinión? Esto no es un re-branding. La considero más que una evolución de un antiguo modelo de negocio, una nueva versión.Seamos claros: mi idea de cena barata en un carrito de comida no es RD$410.00 p/p (que fue lo que consumí entre un burrito y un refresco). Si, la calidad de los ingredientes, el buen servicio y el ambiente me hacen considerar “no está caro”, pero mi percepción quizás desfasada de este tipo de establecimientos es que no sobrepasan los RD$300 y que con lo que cené yo, cenan dos. Si entendí al ver los meseros que los dueños de estos establecimientos buscan ofrecer una experiencia distinta a las de los típicos sitios de comida rápida en donde haces fila o la experiencia de sentarte en el piso o una acera, ahorrando los costos que involucran la presencia de un local y todos sus gastos adicionales.Por lo visto el food truck llegó para quedarse y es bueno entender su diferencia con otras opciones:  ¿el público meta? Chicas en mini-vestidos y hasta señoras. El pago puede ser en efectivo o tarjeta y la acera es opcional. ¿Comem*erdería? No sé. ¿Carrito de chimi? Ya entendí que no. ¿Segmentación de mercado? Obviamente.Veamos cómo evoluciona el asunto que, conociendo santo domingo, pronto nos saturará hasta la próxima moda, tal como lo hicieron los negocios de Frozen Yogurt, mientras tanto: buen provecho.