El curioso caso de los haters digitales
Una de las muchas cosas por las que puedo estar agradecido es que a pesar de lo hostil que puede ser el ecosistema digital, no tengo (o creo no tener) “haters”👺.
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Contrario a la creencia popular, un “hater” no es una persona que te lleva la contraria - de esos todos tenemos - por que la vida es vida y ponerse de acuerdo en todo es imposible 🤷🏽♂️.
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De los que hablo, en mi propia definición, es de aquellas personas con tan poco oficio o curiosidad, que su presencia digital está enfocada única y exclusivamente en amargarse la existencia con cada post que hace alguien que no les cae bien - pero que, por motivos ajenos al entendimiento de cualquier ente pensante, deciden darle seguimiento😪.
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Es como una extensión del masoquismo, pero enfocado más en lo emocional que en lo físico - o para esta entrada, en lo digital y no en lo análogo💥.
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¿Por qué alguien, con lo corta y breve que es la vida, agota su tiempo en atender los cartones de alguien que no le cae bien? Es una duda que escapa totalmente de mi comprensión, pero si usted ha pecado de “hater” aquí le dejo un consejo aunque no me lo haya pedido: a nadie le importa o le hace tanto daño su mala vibra como a usted mismo🦂.
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¿Están cobrando por dar unfollow? En la última revisión que hice desde mi cuenta, esta era una acción gratuita. A mi nadie que sea "hater" me puede convencer de que sabe lo que es amor propio - si lo supiera no se maltratara tanto dejando comentarios a diestra y siniestra, agotando su tiempo y vida cuando hay acciones más productivas que hacer🌱.
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Busque terapia, enfoquese en lo suyo, léase un libro de Mel Robbins, salga a caminar o cómprese un kit de suculentas - mientras tu energía se agota, el universo sigue su camino y podrías estar enfocado en el tuyo - aprenda que el amor propio no consiste en decir “yo me quiero”, sino en rodearnos de lo que nos amargue menos la existencia, o al menos nos haga la vida más sencilla🌺.